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La derecha insostenible

viernes, 4 de abril de 2008
No existe un combustible más sostenible, una energía más limpia y poderosa que la palabra. Pero si algo ha demostrado el proyecto político que encarna Zapatero, es que tan importante es saber expresar -canalizar- las aspiraciones y demandas de la mayoría, como saber escuchar
Tres décadas no han bastado para que la derecha española aprenda a conducirse democráticamente. Todavía está sin intención alguna de poner freno o, al menos, de mantener bajo control a los sectores más fundamentalistas y radicales de la derecha económica, mediática y religiosa, que han ido anidando en su seno. El Partido Popular no ha logrado, a estas alturas, interiorizar dos principios elementales en la vida pública de cualquier país desarrollado: el diálogo como combustible y la cooperación como motor. Dialogar, deliberar, no es estar de acuerdo, es el primer paso para llegar a un consenso. Y cooperar, colaborar, no es renunciar a nada, es promover el interés general, esto es, el bien común.
No existe un combustible más sostenible, una energía más limpia y poderosa que la palabra. Pero si algo ha demostrado el proyecto político que encarna Zapatero, es que tan importante es saber expresar -canalizar- las aspiraciones y demandas de la mayoría, como saber escuchar y saber respetar a todas las ciudadanas y ciudadanos. Un respeto que, aparte de ser la esencia de la convivencia, vertebró el crecimiento de ese proyecto en la oposición, y está generando el actual crecimiento social, cultural y económico de nuestro país.
De la derecha no puede decirse lo mismo. Su afán por la manipulación, por el insulto o por la mentira, sólo ha servido para contaminar la vida pública de nuestro país. Para nada más. Ni siquiera reconforta comprobar que la misma agresividad que emplearon durante la pasada legislatura frente a todos los demás, esté condicionando el modo en que se relacionan ahora entre ellos mismos. No, no reconforta de ninguna de las maneras. No es una forma de hacer política limpia, saludable... Ni es positivo para ellos, ni lo es para España.

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