Yo también quiero TRANSformar Madrid

Corazón azul

Corazón azul
Contra la trata de mujeres

Resígnese

jueves, 10 de abril de 2008
“No me resigno a que nos arrinconen y nos hagan aparecer como enemigos de los homosexuales, cuando no tenemos ninguna tacha de homofobia…”
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Pues resígnese... Esperanza Aguirre ha utilizado de forma interesada los derechos civiles como un arma arrojadiza más para hacerse con el poder en el PP. Es claro que Aguirre se mueve por interés y falta a la verdad. Porque su posición ideológica, como la de Rajoy, es exactamente la misma que sus compañeros de viaje a la derecha extrema: Aquilino Polaino, Ana Botella, Dimas Cuevas, Benigno Blanco, Manuel Fraga… Y su oposición al reconocimiento de la dignidad homosexual y transexual es tan rotunda, como la que escuchamos desde los púlpitos más integristas. Es más, de haber sido diputada en Cortes, habría votado tan en contra como le hubiesen indicado sus amigos los kikos, federicos o legionarios. Eso sí, habría sido más agresiva con quienes defendimos, conquistamos y reconocimos la igualdad plena para lesbianas, gays, bisexuales y mujeres y hombres transexuales, esto es: iguales derechos y con los mismos nombres. No es casual que la señora Aguirre utilice los derechos civiles como referencia de modernidad dentro de su propio partido. Sabe bien que han perdido la batalla y, además, pone de manifiesto que se prepara para intentar reescribir la historia. Así, se empeña en hacer aparecer a su partido como lo que no es, en que olvidemos que el PP convocó y participó en aquella manifestación del 18 de junio de 2005. Aquel día, por las calles de Madrid, se paseó el matrimonio de conveniencia que ha existido siempre entre el integrismo religioso y la ultraderecha política; una manifestación que lo fue en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo pero, también, en contra de la Ley del Divorcio, de la Ley de Adopción, de la investigación con células madre, de la Ley de Reproducción Asistida, de la Ley del Aborto, de las campañas de prevención del vih/sida... En fin, de haber sido por ellos, y por ella, viviríamos en una España completamente diferente a la que ha querido la inmensa mayoría de la ciudadanía durante estos treinta años de democracia.

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