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Yes we can

viernes, 6 de junio de 2008
La victoria de Obama en las primarias del Partido Demócrata supone el mejor principio posible para lograr el cambio de Gobierno en las próximas elecciones estadounidenses
La victoria de Obama en las primarias del Partido Demócrata supone el mejor principio posible para lograr el cambio de Gobierno en las próximas elecciones estadounidenses. Lo es porque en ese partido se ha producido un relevo político comparable al que vivimos los socialistas en el 35 Congreso con la victoria de Zapatero. Y lo es, también, porque Barak Obama representa una apuesta por la modernidad en un momento decisivo, tras el enorme retroceso social, político, cultural y económico que han llevado a cabo los neoconservadores en aquel país.
Una modernidad que no se limita a lo instrumental, sino al ámbito de las formas y las herramientas y al modo en que Obama y su equipo han llevado a cabo la campaña. Así han sacado el máximo partido a las nuevas tecnologías como espacio democratizador, haciendo más horizontales las estructuras de trabajo -lo que le ha permitido, por ejemplo, superar a Hillary Clinton en recursos económicos, gracias al gran número de pequeñas donaciones ciudadanas-, o asumiendo el riesgo de invertir en talento y creatividad para vertebrar todos los aspectos relacionados con la comunicación.
Pero la verdadera modernidad de Obama, su auténtica fuerza –como ocurre con el proyecto que lidera Zapatero- cuenta con raíces más profundas. Está en el campo de las ideas, de los valores y principios políticos que representa. Valores y principios que no son nuevos en sí mismos, pero que son poderosos porque conectan con el mejor espíritu de su país, con una sólida tradición democrática. Por eso ofrece ideas nuevas, por eso denuncia y renuncia a la estrategia permanente de enfrentamiento tan propia de los neocons, y abandera una forma de hacer política que prioriza la paz global, la inversión social, las libertades ciudadanas, los derechos civiles y las políticas públicas. Esa es la música de fondo, ese es el latido del “yes we can”. ¿Te suena?

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