Yo también quiero TRANSformar Madrid

Corazón azul

Corazón azul
Contra la trata de mujeres

Orgullo Ciudadano

domingo, 22 de junio de 2008

La Manifestación Estatal del Orgullo, que se celebrará en Madrid el próximo sábado 5 de julio, ha sido y es un símbolo ciudadano, un hito conmemorativo y reivindicativo de la lucha por los derechos de las personas homosexuales, transexuales y bisexuales en España. Comenzó hace ya muchos años y ha llegado a convertirse en el mayor evento reivindicativo, laico y festivo de nuestro país. Se ha convertido en una de las mejores expresiones de una ciudadanía que, orgullosa de sí misma, sale a la calle a manifestarse en libertad, igualdad y alegría.

Al Orgullo se le han puesto muchos peros. Así, las feroces críticas que desde los sectores más reaccionarios se le han hecho por ser lo que es, una manifestación desenfadada y generosa del deseo de los que vamos a mostrarnos como somos, cada cual a su manera. Es claro que para los fóbicos e integristas religiosos, para aquellos que niegan la igualdad plena, es inadmisible que ocupemos un espacio público. Y es que algunos nos quieren a todas y a todos en el armario y tratan de que no salgamos jamás. Por eso critican la expresión pública de la diversidad que es nuestro mejor activo, es más la fuerza de España está en su diversidad. Se trata, pues, de reivindicar y también de socializar, que para eso es una ManiFiesta.

El Orgullo desarrolla, también, una dinámica pedagógica sobre la valoración e interiorización de la diversidad y la interacción mutua entre quienes participamos en el mismo: heterosexuales, bisexuales, homos, trans, mujeres y hombres, negros y blancos, ateos y creyentes… Ese día reivindicamos, marchamos y bailamos sin importar nuestra procedencia, origen, cultura, orientación e identidad sexual o el color de nuestra piel. Nos juntamos y nos divertimos como en ninguna otra ocasión. De esta forma el Orgullo trasciende y se convierte en la mejor expresión de una realidad que algunos aún no quieren ver, la Sociedad del Arcoiris, una sociedad diversa, participativa, paritaria, mestiza y laica en la que tenemos que caber todas y todos desde la diferencia de cada cual. Está claro que el Orgullo cambia con el tiempo, pero sigue significando lo mismo: que la libertad nos hace felices y esa felicidad nos ayuda a ser más libres. Lo que no cambia es el PP, que sigue negando la igualdad.

Simplemente "No"

viernes, 13 de junio de 2008
La ola de desilusión europeísta de los últimos años –que algunos combatimos a diario-, es un fenómeno complejo con numerosas causas, pero con un factor que, en mi opinión, está siendo determinante: la pérdida de fuelle del enfoque ciudadano en la construcción europea

La ola de desilusión europeísta de los últimos años –que algunos combatimos a diario-, es un fenómeno complejo con numerosas causas, pero con un factor que, en mi opinión, está siendo determinante: la pérdida de fuelle del enfoque ciudadano en la construcción europea. Tras la implantación del euro, en los tiempos expansivos de nuestras economías, bajo una mayoría de gobiernos conservadores o ultraconservadores, no se priorizó ni la ampliación de derechos, ni la extensión uniforme de la protección y del bienestar en nuestro continente.
Desde esa lógica, el reciente acuerdo que amplía la semana laboral sitúa a nuestro país ante un escenario en el que debe asumir el liderazgo. España ha demostrado que pueden ampliarse los derechos, que puede extenderse el bienestar, aplicando paralelamente una política económica sensata, esto es, ahorrando, generando superávit en las épocas de bonanza para poder garantizar los derechos y la protección en los periodos de desaceleración como el que estamos atravesando.
La solución nunca debe pasar por el recorte de derechos, por el debilitamiento de los ciudadanos, sino por su defensa y su fortalecimiento. La libertad, la fortaleza, han hecho de la UE el referente global de paz, democracia y prosperidad por excelencia; son los rasgos que definen la personalidad del proyecto que compartimos. Esa idea doble, esa doble defensa, es la que debe abanderar España para que todas las mujeres y hombres socialistas digan “no”, en el Parlamento Europeo, a este y a cualquier otro recorte social

Yes we can

viernes, 6 de junio de 2008
La victoria de Obama en las primarias del Partido Demócrata supone el mejor principio posible para lograr el cambio de Gobierno en las próximas elecciones estadounidenses
La victoria de Obama en las primarias del Partido Demócrata supone el mejor principio posible para lograr el cambio de Gobierno en las próximas elecciones estadounidenses. Lo es porque en ese partido se ha producido un relevo político comparable al que vivimos los socialistas en el 35 Congreso con la victoria de Zapatero. Y lo es, también, porque Barak Obama representa una apuesta por la modernidad en un momento decisivo, tras el enorme retroceso social, político, cultural y económico que han llevado a cabo los neoconservadores en aquel país.
Una modernidad que no se limita a lo instrumental, sino al ámbito de las formas y las herramientas y al modo en que Obama y su equipo han llevado a cabo la campaña. Así han sacado el máximo partido a las nuevas tecnologías como espacio democratizador, haciendo más horizontales las estructuras de trabajo -lo que le ha permitido, por ejemplo, superar a Hillary Clinton en recursos económicos, gracias al gran número de pequeñas donaciones ciudadanas-, o asumiendo el riesgo de invertir en talento y creatividad para vertebrar todos los aspectos relacionados con la comunicación.
Pero la verdadera modernidad de Obama, su auténtica fuerza –como ocurre con el proyecto que lidera Zapatero- cuenta con raíces más profundas. Está en el campo de las ideas, de los valores y principios políticos que representa. Valores y principios que no son nuevos en sí mismos, pero que son poderosos porque conectan con el mejor espíritu de su país, con una sólida tradición democrática. Por eso ofrece ideas nuevas, por eso denuncia y renuncia a la estrategia permanente de enfrentamiento tan propia de los neocons, y abandera una forma de hacer política que prioriza la paz global, la inversión social, las libertades ciudadanas, los derechos civiles y las políticas públicas. Esa es la música de fondo, ese es el latido del “yes we can”. ¿Te suena?

Madrid, a la última

lunes, 2 de junio de 2008
Ninguna familia madrileña recibe servicio o prestación alguna derivada de la aplicación de la Ley de Dependencia. Es más, Madrid es la última Comunidad Autónoma en la aplicación de esta ley. Para ser preciso, el Partido Popular ha situado a las madrileñas y madrileños que sufren algún tipo de dependencia como los más desprotegidos de nuestro país. Pues bien, no alcanzo a ver un indicador más fiable, por parte del PP de Madrid, de la falta de compromiso no ya político, ni social, sino simplemente humano con el destino de sus conciudadanos. La Ley no puede ser más clara: el Gobierno de España destina recursos económicos a las comunidades autónomas, y estas lo reparten a los ayuntamientos. La realidad no puede ser más rotunda: Esperanza Aguirre está bloqueando la aplicación de la Ley y, en esto sí, Gallardón calla. Calla con un silencio que sólo admite una calificación, con un silencio cómplice.
Se equivocan quienes consideran que Rajoy, Gallardón y Aguirre son incapaces de ponerse de acuerdo. Hay dos aspectos sobre los que no mantienen ninguna discrepancia: impedir la conquista de nuevos derechos de ciudadanía y torpedear la prestación de servicios públicos. A las pruebas me remito. A las pruebas y al propio significado de la Ley de Dependencia, porque es una Ley que reconoce nuevos derechos y que crea nuevos servicios y prestaciones públicas para respaldar a los ciudadanos que no lo pueden todo. Y son esas personas, son sus familiares y sus cuidadores –fundamentalmente mujeres-, quienes nos obligan a renunciar a cualquier aproximación cínica ante lo que está ocurriendo en Madrid. No, no es cierto, que los madrileños tengamos lo que merecemos. Nadie se merece que le bloqueen sus derechos. Nadie se merece esta derecha.
El boicot del PP a la Ley de Dependencia es, en mi opinión, un autentico escándalo. Pero con escandalizarse no basta. Es necesario comprometerse, actuar y movilizarse.