“Los que han votado en contra del matrimonio homosexual deberán pensar en la vergüenza que van a pasar ante sus hijos y nietos”. Así de contundente se manifestó Sean Penn cuando recogió el Oscar por su papel como Harvey Milk.
Mi nombre es Harvey Milk es una magnífica película de Gus Van Sant, un auténtico documento histórico que cuenta la vida y la muerte del activista Harvey Milk, un hombre que luchó por él mismo y por los demás. No se trata de una lucha, ni de un problema a resolver, se trata de nuestra propia vida, decía Milk mientras se entregaba al activismo y reclutaba a miles de homosexuales para una causa que no es otra que la de vivir fuera de un armario; del armario en el que nos quieren condenar los de siempre.
La película me gustó, pero sobre todo me impactó. Y es que en ella podemos reconocer el quién es quién cuando se habla de ampliar derechos y luchar contra la discriminación. Es más, a cada uno de los personajes se le puede poner un nombre español porque es un fiel retrato de lo que hemos vivido –sufrido- en España hasta la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo. Los discursos homófobos, la actuación de la derecha conservadora o la intervención del integrismo religioso en contra de la igualdad para lesbianas y gays, coincide con lo que hemos oído –seguimos oyendo aún- contra quienes defendemos en el mundo entero el reconocimiento de la dignidad de cada cual, esto es, iguales en derechos y con los mismos nombres.
Aposté por Sean Penn desde el primer momento por simpatía con el personaje, por defender la lucha de Harvey Milk y porque está redondo como actor. Pero además, en palabras de Robert De Niro, porque Sean Penn no sólo es un gran actor sino un gran ser humano y un gran ciudadano. Sí, un hombre generoso y comprometido con la igualdad, aunque no sea la suya. Y por supuesto: ¡Viva Penélope Cruz! Enhorabuena.
6 comentarios:
Debría algún productor español realizar un bipic sobre usted Pedro Zerolo, yo pienso que podría ser todo un éxito, las buenas ideas no abundan y el cine español necesita heroes en la pantalla como usted.
Buenas tardes:
¡Qué sensación tan maravillosa cuando abandonas la sala de cine bajo otro punto de vista frente a la vida!, al menos, eso espero que hayan sentido, aunque sólo sea un poquito, quienes su mente intransigente no les deja ver más allá de lo que consideran como únicamente respetable y considerable, he aquí la brillante función que toda actividad artística logra desempeñar. Harvey Milk fue un hombre valiente, una de esas personas con las que deseas tropezar al menos una vez en la vida, y Gus Van Sant, siempre independiente de lo "políticamente correcto", ha sabido dirigir desde la emoción más profunda, resumiendo en tan poco tiempo sus logros, que aunque parezcan mentira, eran tan simples como la tolerancia y el respeto a lo diferente, tarea que, a día de hoy, sigue siendo la principal que debe regir a cualquier sociedad que se presuma democrática, y sin embargo, hay tanto por hacer en tantos sentidos..., de momento sirva de ejemplo esta película.
¡Todos al cine!, y de paso os invito a que veáis, Frost contra Nixon: el desafío, está genial. Saludos.
Es cierto; viva Pe!! y Sean Penn es un gran actor, aunque un poco raro...Supongo que es lo que le hace diferente.
Estoy deseando ver la peli después de tu entrada.
El lunes fui en Cáceres a ver la película y creo que Sean Penn se merece el premio que ha recibido.
Quiero agradecer su trabajo a las personas que dedican parate de su vida a luchar por lo derechos de la población lgtb en nuestro país. Ojalá cada vez más personas se unan a ellos para lograr la normalización total.
Debemos recordar que esto es trabajo de todos y no solo de unos pocos.
"...y estoy aquí para reclutaros".
Qué bueno que Gus haya hecho el retrato de Milk con Sean. Película social donde las haya.
Estimado Pedro,
necesitaria contactar con usted. Soy un periodista chileno afincado en Lleida hace años.
¿Como puedo hacer? ¿Alguien sabe?
Gràcies y un saludo,
Felipe G.p
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