La semana pasada me hicieron entrega de un premio. Se trata de un reconocimiento que no he sentido hacia mi persona sino al movimiento de liberación homosexual, transexual y bisexual del que forma parte. Un premio concedido por la Federación de Mujeres Progresistas que preside Yolanda Besteiro y que también reconoció la labor de mujeres como Carme Chacón, Matilde Fernández, Ingrid Betancourt o Doris Lessing y hombres como Ignacio Escolar.
Aparte de dar las gracias, no creo que haya hecho algo extraordinario para merecer este premio, solamente he hecho lo que debía: considerar que todos los seres humanos, independientemente de su sexo, de su condición o circunstancia personal o social, deben tener los mismos derechos y las mismas oportunidades.
Durante la celebración se presentó un libro: “Las perdidas de la Historia”, que habla de los avances y progresos de las mujeres en las dos últimas décadas. No todos los años han sido iguales. En unos han tenido que dedicar solo dos o tres páginas y en otros más de 10, dependiendo de las políticas de género que se hayan desarrollado.
A nadie le puede pasar desapercibidas las políticas que el Gobierno de Zapatero ha impulsado con, por y para las mujeres, la Ley integral contra la violencia de Género, la Ley para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres, ..., porque éste Gobierno está convencido de que la igualdad efectiva es el motor que debe impulsar nuestra sociedad. Pero lo importante es que todos han servido a la causa de un movimiento feminista que se mueve para que las mujeres y los hombres compartamos responsabilidades familiares, trabajo y responsabilidades.
Veinte años no es nada, decía el tango, pero 20 años para las mujeres españolas ha supuesto mucho. En esta carrera de relevos que es el feminismo, como lo describe la presidenta de honor de la Federación, Enriqueta Chicano, ahora se están recogiendo los frutos de aquellas que hace más de 20 siglos, en solitario, se enfrentaron a las sociedades de su época porque no se conformaban con el ínfimo papel que les había tocado representar.
Este acto ha coincidido con distintas celebraciones y acontecimientos importante para las políticas de igualdad: el 50º aniversario de la política europea de igualdad entre mujeres y hombres; el año europeo de la igualdad de oportunidades; el décimo aniversario de la firma del Tratado de Amsterdam, y del acto fundador de la estrategia europea para el crecimiento y el empleo, y del enfoque integrado de la igualdad en las políticas comunitarias.
Las políticas europeas sobre igualdad no han sido las mismas, han alzado el vuelo común, desde que el presidente Zapatero propusiera, y se aprobara, un pacto europeo por la igualdad. España está siendo ejemplo para otros muchos países, y a ello sin duda ha contribuido la lucha de las asociaciones que como la Federación de Mujeres Progresistas no han cejado en su lucha y en su trabajo.
Durante la entrega de este premio no pude por menos que decir que siento como mías las pérdidas sociales, al no aprovechar las acciones de las mujeres, y porque siento cercanas a esas mujeres que se han quedado perdidas en la historia, a la espera de que alguien como la Federación de Mujeres Progresistas les haga justicia. Y me sume a ello.
Como decía la autora del libro, Carmen Laviña, que “entre todas y todos hagamos que se necesite una enciclopedia para escribir los avances de las mujeres hasta el punto en el que no haya ni una sola diferencia con la otra mitad del género humano”.
Aparte de dar las gracias, no creo que haya hecho algo extraordinario para merecer este premio, solamente he hecho lo que debía: considerar que todos los seres humanos, independientemente de su sexo, de su condición o circunstancia personal o social, deben tener los mismos derechos y las mismas oportunidades.
Durante la celebración se presentó un libro: “Las perdidas de la Historia”, que habla de los avances y progresos de las mujeres en las dos últimas décadas. No todos los años han sido iguales. En unos han tenido que dedicar solo dos o tres páginas y en otros más de 10, dependiendo de las políticas de género que se hayan desarrollado.
A nadie le puede pasar desapercibidas las políticas que el Gobierno de Zapatero ha impulsado con, por y para las mujeres, la Ley integral contra la violencia de Género, la Ley para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres, ..., porque éste Gobierno está convencido de que la igualdad efectiva es el motor que debe impulsar nuestra sociedad. Pero lo importante es que todos han servido a la causa de un movimiento feminista que se mueve para que las mujeres y los hombres compartamos responsabilidades familiares, trabajo y responsabilidades.
Veinte años no es nada, decía el tango, pero 20 años para las mujeres españolas ha supuesto mucho. En esta carrera de relevos que es el feminismo, como lo describe la presidenta de honor de la Federación, Enriqueta Chicano, ahora se están recogiendo los frutos de aquellas que hace más de 20 siglos, en solitario, se enfrentaron a las sociedades de su época porque no se conformaban con el ínfimo papel que les había tocado representar.
Este acto ha coincidido con distintas celebraciones y acontecimientos importante para las políticas de igualdad: el 50º aniversario de la política europea de igualdad entre mujeres y hombres; el año europeo de la igualdad de oportunidades; el décimo aniversario de la firma del Tratado de Amsterdam, y del acto fundador de la estrategia europea para el crecimiento y el empleo, y del enfoque integrado de la igualdad en las políticas comunitarias.
Las políticas europeas sobre igualdad no han sido las mismas, han alzado el vuelo común, desde que el presidente Zapatero propusiera, y se aprobara, un pacto europeo por la igualdad. España está siendo ejemplo para otros muchos países, y a ello sin duda ha contribuido la lucha de las asociaciones que como la Federación de Mujeres Progresistas no han cejado en su lucha y en su trabajo.
Durante la entrega de este premio no pude por menos que decir que siento como mías las pérdidas sociales, al no aprovechar las acciones de las mujeres, y porque siento cercanas a esas mujeres que se han quedado perdidas en la historia, a la espera de que alguien como la Federación de Mujeres Progresistas les haga justicia. Y me sume a ello.
Como decía la autora del libro, Carmen Laviña, que “entre todas y todos hagamos que se necesite una enciclopedia para escribir los avances de las mujeres hasta el punto en el que no haya ni una sola diferencia con la otra mitad del género humano”.
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